En 37 años, siento que y me gustaría encontrar a esa amiga que pones de número de emergencia.
Me casé, tuve a mis hijos y empezó la mudanza. Me mudé 3 veces a diferentes continentes y no ha sido fácil, a pesar de haber tenido lo mejor de lo mejor. Bueno, es así y es muy cierto cuando dicen que el dinero no lo compra todo. Mi capacidad de adaptación ha sido impresionante; estoy sorprendida. Pero recién ahora me he dado cuenta de ese superpoder que he tenido siempre y recién lo reconozco. No es fácil dejar atrás todo para empezar de cero (fue mi caso).
Historia breve: soy peruana, mi esposo es inglés y decidimos mudarnos de Perú con mis dos hijos pequeños a Sudáfrica. No fue fácil, pero como siempre digo, siempre hay alguien que cuida de mí. Y por coincidencia, conocí a Meli, una mujer adorable que tenía todo lo que necesitaba para sentirme cómoda en este lugar solitario. Ella es alegre, amiga de todos, sociable, buena, con un corazón enorme, y lo mejor de todo, era peruana. Entonces dije, ¡ella es la indicada! Ella tiene una hija de la misma edad que mi hijo mayor, que ahora tiene 10 años, la bella Amanda. Ella fue mi compañera; creo que sin ella no lo habría pasado tan bien. El idioma puede ser una limitación, no porque lo hables o no, sino más porque a veces no te deja ser tú al 100%. Ya les contaré anécdotas, jajaja, pero algo que nunca me faltó fue una sonrisa, y eso también me ayudó. Creo que no hablar muy bien el idioma me evitó entender cosas que no necesitaba y que podrían haber causado daño. Tenía a Meli, que siempre me hacía reaccionar ante ciertas cosas que yo solo me reía, y a veces no eran para reír.
El ejercicio también me ha ayudado en estos procesos. Reconozco que al principio estaba obsesionada; quería resultados y pensaba que necesitaba pasar horas y horas haciéndolo. Pero con el tiempo y educándome, ¡entendí que no! Y comencé a ver el deporte como una fuente de salud y bienestar, y por eso sigo amándolo.
Bueno, Meli decidió dejar nuestra ciudad y con mi esposo decidimos que era tiempo de buscar algo con más opciones para nuestros hijos. Meli se fue primero y nosotros la seguimos. Comenzamos una nueva aventura que no me convencía mucho; la opción no se sentía del todo bien. Nos fuimos con ganas de un cambio después de 3 años y medio. Mi esposo, con su habilidad para lograr todo lo que se propone, consiguió colegio, casa, carros, gente, todo. Nos fuimos y a los meses comenzó el COVID. Los chicos fueron al colegio una semana, creo, o sea, casi nada. De pronto, un mensaje diciendo que no había colegio por unos días, según la situación mejoraba. Mejoró después de un año, como todos ya saben. El tiempo de COVID fue un giro de 360 grados para todos, con cosas buenas y no tan buenas.
Después de 2 años y después de COVID, sentimos que no pertenecíamos a ese lugar y nos mudamos, así, rápido (Portugal siempre estuvo en la lista). Y ahora estamos aquí y nos encanta, aunque no tenemos a nadie y hemos empezado de cero. La vida se está portando bien; mi marido y yo nos hemos vuelto mejores amigos, insoportables, pero no hay más, jajaja. No es tan fácil crear vínculos, claro, tenemos amistades que hemos hecho a través del colegio que no dudo que sean buenas, pero aún no tenemos nuestro contacto de energía…